La importancia de una coma

Un blog freak, salvaje y sentimental

1.10.07

Tiempo que Perder

Los días son esas jornadas perecederas, intensamente exiguas, que se nos deshacen entre los dedos con una facilidad desgarrante. El tiempo pasa. Las horas corren, los minutos vuelan, los segundos viajan a la velocidad de la luz. Cuando te percatas ya te encuentras metido en la cama, cerrando los ojos y despidiendo otro día más que se marcha provocando una mancha en tu interior que se manifestará en cuanto te hagas consciente de la fecha en la que vives (esto, naturalmente, lo de vivir digo, es un decir. ¿Quién narices vive teniendo una agotadora jornada laboral y un tumulto de problemas haciendo legión y amenazando con clavarte el colmillo en cualquier descuido?). Un día te levantas y ya es febrero. Otro estás en junio. Al siguiente en octubre y así nos montamos en el fin de año una y otra vez, preguntándonos qué diablos ha sucedido con toda esa cantidad de tiempo que se suponía prometedor y que se ha disipado como el humo de un cigarro.

La rutina de actividades nos sume en una plena inconsciencia sobre la inexorabilidad de las agujas de un reloj que no se detiene, que sigue adelante a pesar de nuestros estados de ánimo y muy por encima de nuestros deseos de retroceder, adelantar o, sencillamente, congelar. Es curioso, pero nunca vivimos el momento presente. Ya, ya sé que la cantinela del carpe diem está muy vista, pero ¿qué es lo que realmente importa? El pasado no se puede cambiar ni se puede volver a vivir, por mucho que la vida se plagie continuamente a sí misma, como escribiera Arrierita en sus mensajes de messenger. El futuro llegará como y cuando tenga que llegar, no importa cuánto lo planifiquemos o soñemos porque en raras ocasiones se parecerá lejanamente a la idea que hemos conformado de él. Quizás, lo único con lo que contamos es con el presente, lo que hay, las circunstancias en las que nos movemos, por mucho que los recuerdos y los sueños nos consuelen a veces de lo que somos.

Al final, uno sólo tiene lo que vive. Por eso, cada día ha de ser especial por algún motivo. Hay que encontrar briznas de placer disueltas en lo que hacemos, en los lugares que pisamos, en los ojos a los que miramos. No han de suceder grandes hitos en tu vida para que el día merezca la pena. No tiene por qué acontecer un cambio radical en tu existencia. Puede que, sencillamente, aprendas a desgranar un detalle nuevo que has encontrado en tu camino y que te ha provocado una sonrisa sincera que te guardas para ti al ser demasiado valiosa. Puede que un escalofrío te asalte situando tus nervios a flor de piel. Puede que una mirada te haga soñar. Cualquier elemento, por nimio que resulte a simple vista, puede hacer que un día, una hora, un minuto o un segundo sean especiales. Hay que aprender a valorar como se merecen los pequeños, pero imprescindibles, detalles del cosmos.

A veces nos olvidamos de que los momentos, los objetos y las personas que nos rodean no son especiales por sí mismos, sino que gozan de esa calidad gracias a nosotros. Y, no hay nada más reconfortante que hacer un momento, un objeto o a una persona especial y guardar ese recuerdo en el álbum de sensaciones de nuestra memoria. Porque ése, exactamente ése, es el tiempo que no se pierde, el que te ofrece la sensación de estar aprovechando al máximo tus capacidades, el que sientes enlazado a tus terminaciones nerviosas.

Ése, exactamente ése, es el tiempo que no se pierde y se atesora. El que se aprovecha de verdad. El que hace más fácil vivir (o sobrevivir, como buenamente se prefiera desde el estado de ánimo de cada uno). El que cuenta.
El que te ofrece la sensación de estar realmente vivo.

No hay tiempo que perder.

3 Comments:

Anonymous Anónimo dijo...

q me vas a contar sobre el tiempo...hoy mismo hablaba con mi madre de una foto q una compañera del cole le había dado.

todas las q salíamos teníamos 6 años (creo q a esa edad o por ahí yo estaba enamorada de mi profesora de segundo de egb, ya ves, aun me acuerdo de ella).

y ahora el tiempo ha corrido y nos ha corrido a hostias o a alegrías, q de todo hay ;) y de todo hemos aprendido.

besos y gracias por tus letras rosas

martes, octubre 02, 2007 12:39:00 a. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Hace mil quinientos años, alguien preguntó: "¿Qué es el tiempo?" y se respondió a sí mismo: "Si alguien me lo pregunta, sé lo que es. Pero si deseo explicarlo, no puedo hacerlo".

Leo que tú lo has sabido hacer bastante bien.

Un saludo desde el paraiso.

martes, octubre 02, 2007 10:16:00 p. m.  
Blogger LinceMiope dijo...

Genial como siempre, Paper. Ahora me siento todavía más agradecida del tiempo que pasaste conmigo. Jeje, soy una tía con suerte;)
Estamos vivos y no hay tiempo que perder!!
Sprksss

viernes, octubre 12, 2007 7:23:00 p. m.  

Publicar un comentario

<< Home