La importancia de una coma

Un blog freak, salvaje y sentimental

27.6.06

Mi Madrid

Ayer, aprovechando las vacaciones, me fui a comer con mis abuelillos a la ciudad dormitorio que años ha me vio crecer. Hay gente que se piensa que no soy una persona apegada a mi familia. Y puede que no lo sea. Visito a mis abuelos una vez cada dos meses. A mis tíos una cada tres. A mi madre la veo una vez al año pero es que ella vive fuera de Madrid. Pero es posible que a mi familia la quiera más ahora que hace unos años. Y creo que es justamente por eso, porque nos vemos lo suficientemente poco como para disfrutar de esos ratos de compañía y estar echándonos de menos hasta el siguiente.
[Ya sabéis lo que dicen: la familia y el
sol cuanto más lejos mejor.]

Al volver en el tren de cercanías hasta la capital lleve a cabo el ritual de siempre. Ese que me obliga a sentarme en el lado en que a la altura de Zarzaquemada pueda ver la silueta de Madrid. Ayer estaba especialmente radiante. Ni siquiera se apreciaba la contaminación en forma de boina que la suele cubrir.
[Ayer Madrid era como una niña con ganas de jugar.]

Durante toda mi adolescencia y hasta que me vine a vivir a la capital ese momento de poder ver Madrid a lo lejos, como algo inalcanzable y lleno de promesas, era algo que hacía cada vez que cogía el tren de cercanías. No me importaba que fuera de día o de noche, que lloviese o hiciera sol. Siempre acababa posando mi mirada en ese amasijo de cemento, cristales y hormigón.
[Y me da igual los que digan que la ciudad es fría, es la vida que palpita dentro lo que a m
í me importa.]

Cuando era más pequeña siempre miraba hacia otras ciudades más grandes, más conocidas… Nueva York, Londres, París… E, ingenuamente, pensaba que Madrid no estaba a su altura. Hasta que un día la descubrí…
[Muchas manos me acompañaron en mis paseos. Casi todas ellas especiales.]

Sigo queriendo conocer otras ciudades, otros lugares. Incluso no descarto vivir algunas temporadas fuera de aquí. Pero no ahora. Madrid me tiene constantemente enamorada. Sus calles me subyugan. Su gentío a menudo me cabrea pero esos pequeños guiños de complicidad que siempre acabo encontrando en la esquina menos pensada consiguen reconciliarme con todo lo malo que alguna vez haya podido encontrar en sus plazas.
[Y su cielo. Ese cielo cambiante que te cobija y te obliga a lanzarle soñadoras miradas.]

Aunque no lo haga a menudo me encanta recorrer sus calles, conocer nuevos lugares, ver pasar la vida acelerada, a la gente riendo, bailando, sufriendo, viviendo… Entrar en sus bares y tomar esas cañas fresquitas con la espuma desbordando el vaso. Pasear por la Gran Vía viendo los carteles de las películas de estreno. Deambular por la Puerta del Sol, mirar el reloj y recordar cuántas Nocheviejas me comí las uvas rodeada de gente que fue feliz a la vez que yo aunque sólo fuera por un momento. Perderme en el Rastro curioseando en esos puestos en los que siempre encuentras cosas imposibles. Acabar las tardes tirada en la hierba del Retiro, respirando al unísono con el pulmón de mi ciudad o viendo esa estatua del Ángel Caído que es la única que hay en el mundo dedicada a ese amiguino mío del que todos hablan tan mal sin haberle llegado a conocer… Pero es que no podría elegir un solo lugar con el que quedarme.
[Madrid entera es mi rincón favorito. Para perderme. Para mostrarme. Para enamorarme. Para vivir. Para ser feliz.]

No me importa qué caminos vaya a recorrer el día de mañana. Sé que mis días los acabaré aquí, en esta ciudad en la que me han ocurrido tantas cosas que cada baldosa de la acera es un jirón de mi piel, en la que he sentido tanto que nunca podría darle la espalda. Esta ciudad que sé que siempre me será fiel y me recibirá con los brazos abiertos por muy lejos que me haya ido y por mucho tiempo que haya tardado en volver.
[Porque ella es… Mi Madrid.]

20.6.06

De Bodas...

Por lo general no me gustan las bodas. Aunque reconozco que, desde que se aprobó el matrimonio gay, mi mayor ilusión es que me inviten a una. De hecho, ya me he autoproclamado madrina de unas cuantas futuras bodas lesbianas, y eso que en las bodas civiles no hay madrina! Pero bueno, yo ya estoy buscando el modelito para la ocasión...
Y de paso para la boda hetero que tengo dentro de nada. Mi amiga Flamenquilla ya me ha avisado de que nuestras amigas "heterísimas-emparejadas" irán monísimas de la muerte y que nosotras (el clan marginal) no deberíamos ser menos. Así que ahí estoy yo, representante involuntaria de la antimoda, repasando revistas fashion con la esperanza de que el día D mi celulitis no sea tan evidente y mi pigmentación natural parezca, un poquín al menos, más oscura. Y empiezo a mirar por los azules...Pero es que no, no me veo yo con estas pintas tan elegantes. Qué tal algo más alegre? Más de verano, no sep...
Jo, es que tampoco me veo. Cambio de revista, me paso a las del corazón, a ver si me inspiro...
Ups! Es que me quedo a cuadros (sí, escoceses). Me parece que no voy a la boda... Os había dicho que no me gustan las bodas?
Además es que justo ese fin de semana tenía planeado un retiro espiritual zen en mi casa y no iba a poder ir de todas formas...

9.6.06

amigos

desde siempre he sido una niña muy amistosa. dicho así suena como los partidos de fútbol en los que no te juegas nada y solo están para preparar otros encuentros que forman parte de torneos, mundiales, etc (dios mio, acabo de leer que hoy empieza el de alemania y no me había pispado....sabía q estaba ahí, pero q echaría a andar más tarde...soy lo peor y, lo peor, es que lo se :-).

pues eso, desde pequeñita he confiado en que mis mejores amigos eran eso, gente a la que no fallas y ellos tampoco lo harían ni de coña, pero la vida se ha encargado de enseñarme (gratis incluso) que eso no es así y que encontrar gente que te quiera por como eres y nada más, es una tarea ardua en la que los dedos de la mano cobran su función fundamental (que es la de contar cuantos amigos tienes en cartera).

recuerdo a la que, teoricamente, era mi mejor amiga de chiquitina. yo era una niña bola, con lo que ello conlleva de pensar que todo el mundo se descojona continuamente de tu culo, y mi teórica mejor amiga me puteaba constantemente. una vez me encerró en el patio de su casa, q era particular, y yo, como siempre he sido un poco miedosa a la vez que resolutiva, me puse a aporrear los cristales de la puerta de salida, con la mala suerte de que traspasé uno de ellos con mi puño y, la muy zorra, por fin me abrió (aun recuerdo la sangre saliendo a borbotones en mi muñeca). ella ahora está casada, tiene dos niños, nos decimos solo "hola, que tal" (el momento "puño-patio" hizo q se nos fuera toda la chicha) y sigue teniendo la misma mirada huidizamente envidiosa de no se sabe muy bien qué (pq, la verdad, yo soy una tía muy normal...dentro de las anormalidades que a todos nos inundan, claro).

seguí mi andadura vital y los amigos continuaban formando parte fundamental de mi existencia. hubo algún momento en el cual, mi padre me llegó a decir "hija, no te tomes estas cosas tan al pie de la letra (al tema que estamos tratando, se refería) pq luego todo se diluye y tu vas a sufrir,q te conozco". en esa ocasión me cabreé un poco con mi mejor amigo (que es él) y le dije que eso no podía ser, pero el caminito este que nos lleva (o le llevamos nosotros, a veces dudo de la acción) me hizo comprender que los amigos son como los icebergs. pueden ser inmensamente grandes y bonitos, pero cuando llega el deshielo (si el sol aprieta mucho) pueden llegar a desaparecer y confundirse con el mar...

nenas, no os digo más...amigos para siempre, did you always be my friend?

:-) feliz fin de semana, ya queda menos (para todo...)

6.6.06

Crónicas de una juerga anunciada

En vista de que hay alguna que otra persona esperando la crónica del reencuentro de las Polinenas y que ya estamos a martes y ninguna se había decidido a dar su visión de la misma en este blog (Sita sí lo ha hecho en el suyo), pues nada, parece que me va a tocar a mí contároslo.
[Luego se quejarán de que escribo post largos... Si ejque...]

Pues bien, el reencuentro comienza el viernes, cuando Arrierita se afanaba en dejar la casa limpia y presentable porque no todos los días duerme una Lincesa en ella. Sita y Sinfonía
llegaron -tarde- a cenar y aún con el último trozo de pizza en la boca, la Lincesa nos llamó para decirnos que nos estaba esperando en Atocha. Raudas y veloces nos montamos en el CPB (Coche Para Blogueras) y acudimos en su busca.
[Y yo pensando que volveríamos a mi casa acto seguido... Qué ingenua soy sometimes...]

Con las cuatro ya juntas y reencontradas, contándonos las últimas novedades y cotilleos, me apercibo de que Sita, lejos de dirigir el coche de nuevo a mi humilde morada, se está encaminando hacía Chueca.
[Y yo con estas pintas.]

Tras un rezo a San Celemín (búscame un sitín) aparcamos a la primera y nos encaminamos a nuestro habitat natural. Sí, lo habéis adivinado. El Escape del puñetero foco del fondo. Allí copas, fotos y cervezas por los suelos. Y es que la emoción es lo que tiene.
[Hay que ver lo torpes que andan algunas últimamente.]

Pero servidora estaba cansadina y además le esperaba una dura jornada ferial de firmas y sonrisas así que insistió e insistió hasta que nuestra particular chofer nos dejó a la Lincesa y a mí en casa. Pero pese a que yo tenía sueño ambas, haciendo honor a nuestra condición de frikis, nos pusimos a rajar ordenador mediante (y mira qué programa más majo tengo y mira esto que me he bajado) e incluso, cuando ya habíamos apagado la luz seguíamos habla que te habla. Y eran las cinco cuando cada una se giro hacia su lado de la cama (porque seremos poliesposas pero muy castas, ¡a ver qué os vais a pensar!) para agarrar las escasas horas de sueño que nos quedaban.
[Con la falta que me hace a mí dormir... snif]

A las nueve y poco la Arrierita ya estaba metiendo el pie en la ducha y un rato después dejaba a la Lincesa yéndose a desayunar con unas amiguinas mientras ella paraba un taxi que
le llevase hasta el Retiro.
[Y menos mal que vivo cerca porque ya llegaba tarde.]

Ya era mediodía cuando una pequeña horda de fans se acercó a la caseta para reclamarme autográfos en libros y otras partes del cuerpo que mi innato pudor me impide mencionar. Allí estaban Sita, Sinfonia, Lincesa, Clarky, Keoki y Casli, todos pegando gritos y hablándoles de mí todos los pobres incautos que se encontraban cerca.
[No, chic@s, apenas se notó que eráis mis amig@s... juas]

A última hora se nos unió La Gosa Roja y cuando cerramos la caseta todas las blogueras nos
hicimos una foto con mi editor en la que también aparece cierto libro naranja que la Lincesa se llevó de recuerdo.
[Dado el incalculable valor de esa foto, comprenderéis que nos la guardemos como oro en paño... ¡ejem!]

Tras la mañana ferial, comida en el Areia y sobremesa en la cama redonda haciéndonos fotos... Allí Arrierita casi se queda sobada debido a la falta de sueño que arrastra últimamente...
[No, decididamente dormir cuatro horas diarias no puede ser bueno...]

Luego cada una a su casa a ducharse y ponerse mona (bueno, en mi caso eso sería casi un milagro y en ese momento no tenía tiempo de irme a Lourdes] y a las nueve un taxi dejaba a Lincesa y Arrierita en Callao. Vimos a Tamara/Yurena/Ambar, vimos al Bonilla de Los Serrano y vimos a un clon de Torrente (que me hizo adoptar una mueca de pavor). Y allí esperamos al otro 50% de las Polinenas para meternos a ver el musical de Hoy no me puedo levantar.
[Y vale que la foto la he podido hacer en cualquier momento pero juro que la hice justo antes de entrar.]















Del musical no diré nada porque esto se iba a hacer más largo de lo que ya es. Sólo diré que nos gustó a todas y salimos cantando a la Gran Vía por la que a esas horas (¡casi las tres de la mañana!) corría una ventisca de la leche. A paso ligero nos dirigimos al Escape para acabar la noche. Y, claro, a esas horas el Escape estaba en su apogeo. Repletito de gente, como es habitual. Nos fuimos abriendo camino para llegar a nuestro rinconcito. En ello estaba la Arrierita, encabezando la comitiva, cuando casi se da de bruces con su querida ex, Bollera Reprimida, y algunas miembras del Comando de Bolleras Desalmadas. Al llegar al rincón, vio que el resto del Comando estaba allí. Y según pasaba el tiempo se iban acercando más y más a las Polinenas. Que vale, que sí, que el Escape es pequeño pero, ¿tenían que ponerse justo al lado? Pero las Polinenas también iban con ganas de juerga y se dedicaron a reír, beber y hacerse más fotos. Incluso la Arrierita volvió a firmar una teta (aunque no diré de quién). Y como colofón, Arrierita se desgañitó cantando esa conocida canción de "por mí te puedes ir al cuerno"...
[Y es que... ¡qué bien sientan algunas canciones en según qué momentos!]

La noche no se prolongó demasiado. El cansancio ya hacía mella en nuestros cuerpecitos y aún quedaba el domingo. Así que nos fuimos y quedó bastante claro lo difícil que resulta coger un taxi en Madrid según se va acercando el amanecer.
[Recuerdo que un día, buscando un taxi, llegué andando a mi casa... ¡glups!]

El domingo ya fue más tranquilito. Dormimos algo más y comimos tarde. Yo firmaba de nuevo por la tarde y nuestra Lincesa nos dejaba sobre la misma hora. Ya tocaba el momento de la despedida. Que en nuestro caso no es punto y aparte ni, mucho menos, punto final sino una gran coma que augura muchas más visitas y muchos más viajes. Atrás dejamos un finde lleno de canciones, de comidas y cenas, de tardanzas de algunas, de cervezas derramadas, muchas fotos, muchos libros, algún que otro comic y mucho buen rollo...
[¡Uys, que yo soy del BAC! A ver si os vais a pensar que soy una ñoña... Que para nada, ¿eh?]

Por supuesto que hubo más cosas para recordar pero esas, como comprenderéis, nos las guardamos como esa foto que tanto nos gustó...

2.6.06

comas

No tengo ni idea de lo importante que es una coma, sólo sé que en mi vida siempre han habido más comas que puntos. Y pienso que es bueno. La coma es para mí un hasta luego y el punto el adiós definitivo. Por mucho que queramos prolongar algunas frases, con mil trucos, con mil ruegos, con el corazón encogido, con lo que sea, el punto siempre acaba apareciendo. Algunas acaban repentinamente. Otras tienen la suerte de aguantar cientos de letras, con comas o sin ellas. Pero antes o después aparece el punto y final.
Vi el punto final de Rocío Jurado ayer. Vi miles de puntos finales y suspensivos en Java la semana pasada. Veo puntos hirientes en las vidas de todos nosotros. Ojalá pudiera convertir en comas todos esos puntos. Sería genial, no? No entiendo esta brusquedad de la vida.

Pero cambiemos de tema. Este fin de semana pongo una coma y me escapo. Intentaré mantener mis niveles de frikismo dentro del límite recomendado, aunque no prometo nada, porque acabo de ver el nuevo capítulo de Cálico Electrónico y hasta estoy pensando en presentarme al cásting.
De la aventura en Madrid prometo contar todo lo que me dejen contar. Porque la verdad es que una, aparte de friki, es un rato maruja. Bueno, ya no digo más, que me ponen el punto antes de tiempo...


Besos y
hasta luego!
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